Una colosal isla de basalto aislada de todo, que emerge 1000 metros del entorno de la estepa que la rodea. Con una superficie casi equivalente a Bélgica pero con casi 1000 habitantes, Somuncurá es un lugar virgen, bello, extenso, único y mágico.
Hoy como antes, todavía casi deshabitado, como un mundo aparte en el que solo un puñado de habitantes vive aislado de todo, sin saber nada de lo que ocurre fuera de la meseta.
No hay caminos en la meseta, solo dos o tres senderos para llegar a la cima. Y una vez allí, solo un puñado de caminos conducen a ranchos y pequeños asentamientos.